Más adelante les unió una fuerte amistad, y pasaron de ser simples compañeros de clase a ser confidentes.
Tan grande era esa amistad, que pasaban largas horas juntos, hablando, riendo… a veces solos; a veces con más amigos… y esto fue lo que hizo que Raúl comenzara a sentir algo muy fuerte hacia Lili, algo que hacía que se le agitara el corazón cada vez que la veía; y notaba que ya no se comportaba igual con ella.
Una tarde de otoño, sentados frente al mar mientras la tarde caía, Raúl, decidió confesar todo aquello que sentía… Lili, tras escucharlo, no supo que decir, estaba confundida, no entendía como de esa amistad tan fuerte podía había podido surgir el amor; un amor que tal vez algún día rompiera todos esos fantásticos años de amistad.
Lili, sin pensárselo, dejó el miedo a un lado, y acepto el reto de pasar de ser amigos a enamorados.
